FanFIC no. 39 "Montepulciano III.Rob"

LOS FICS son publicados Lunes, Miércoles y Viernes en los siguientes horarios: México 12 pm, Argentina 2 am, España 7 am. Al Staff nos complace mucho que tengamos mas lectores asiduos de este gran relato escrito por nuestra talentosa Escritora Irina, de igual forma los invitamos a comentar y participar cuando lo deseen, ya que nos gusta platicar e interactuar con uds.

Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen. A partir del relato 23 aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones(Lemons). Deseo recalcar que esta historia ficticia Robsten es tal cual como la Autora considera que sucedieron los hechos y las situaciones de acuerdo a información documentada. A LAS PERSONAS IMPRESIONABLES FÁCILMENTE Y DE MENTE NO ABIERTA DEJAMOS A VUESTRA CONCIENCIA LA DECISIÓN DE LEERLO O NO. 

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FanFIC NO.39

"MONTEPULCIANO III.ROB"
por Irene Mendoza

MONTEPULCIANO III


Rob



Después del clima de Vancouver estar en Italia era muy agradable. Sol, calor, buena comida y… fans, muchas fans. ¿Pero dónde no las había? Además ellas no eran las que más me molestaban. La mayoría eran encantadoras y muy educadas, me pedían autógrafos, alguna foto y me regalaban libros y cosas así. Montepulciano y sus alrededores estaban atestados de mujeres de todas las edades, como si de una peregrinación se tratara. Se agolpaban a las puertas del hotel y gritaban mi nombre todo el tiempo. La policía aparecía de vez en cuando y dispersaba a la multitud pero al rato volvían a aparecer. Aun así conseguimos comer en un par de tratorias sin que nos incomodaran demasiado. Las fans eran casi siempre respetuosas. Lo malo eran los paparazzis, algunos llegados incluso de EE UU para tocarme las narices con lo de Cannes.

 

Aun así las grabaciones continuaron como estaba previsto. La escena del reloj de la torre estaba lista para ser terminada. Kristen ya había corrido a lo largo de callejones llenos de gente con capas rojas y se había golpeado con la fuente de atrezzo colocada en medio de la plaza del ayuntamiento. Yo por mi parte me había tenido que quitar la camisa delante de cientos de extras que aplaudían cada vez que se grababa aunque solo fuese medio minuto. Mi ego estaba bajo mínimos porque habían tenido que pintarme los abdominales para tener tableta de chocolate como Taylor, pero ni de lejos. Estaba claro que yo no era como Taylor Lautner.

 

Kristen se había reído un buen rato a cuenta de eso y de que cada vez que saltaba sobre mí para apartarme de la luz casi conseguía tirarme al suelo. Tuvieron que poner a un tipo detrás de mí para sujetarme y las risas no se hicieron esperar. Ella fue la que más se rió de todo el equipo pero se iba a enterar.

 

Las últimas tomas eran de la escena del reencuentro, el beso entre Edward y Bella dentro de la guarida de los Volturis. En realidad se iba a grabar en el interior del ayuntamiento de Montepulciano y como era día laborable todo el personal del consistorio andaba por las oficinas y los pasillos trabajando. Bueno, los hombres porque las mujeres habían venido con sus mejores galas y según Kristen parecían haber pasado por la peluquería y no se perdían detalle de los preparativos. 

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Y llegó la hora de la verdad. Yo tenía que decir <<Bella, lo eres todo para mi, todo>> y besar a Kristen apasionadamente, bueno todo lo apasionadamente que me permitía el dichosos PG 12, o sea sin lengua, sin abrir mucho la boca y sin compartir demasiada saliva.

Realmente lo era, ya lo era todo para mí. Sentí sus labios una vez más como apenas unas horas atrás los había sentido en la habitación del hotel, en la cama, haciendo el amor. No me cansaba de hacerlo, me enloquecía aquella boca suya. Y como siempre, una vez más me dejé llevar por ella, olvidándome de todo a mí alrededor. Ella me había hecho prometer que sería un beso de película, no real pero no pude cumplir mi palabra porque su aliento y su sabor me embriagaron una vez más. Comenzamos a besarnos. 

 

Chris que era muy discreto pero estaba al corriente de lo nuestro, dijo que tenía que ser un beso de reencuentro, casi doloroso pero liberador, a la vez que muy intenso y eso es lo que fue, intenso. Aunque yo no fui el único culpable, Kristen también se entregó a fondo agarrándome por la nuca y pegándose con fuerza a mi cuerpo. Continuamos y debieron de gritar <<corten>> pero ninguno de los dos lo oímos, continuamos besándonos. Yo apretando a Kristen contra mi pecho desnudo, sintiendo sus pechos apretándose contra mí. Alguien volvió a hacer sonar la claqueta y esta vez no separamos rápido al oír un carraspeo de Chris seguido de un <<ya está, chicos>>.

A mí me entró la risa y Kristen se puso como un tomate. Todos los del equipo intentaban disimular, sin mirarnos pero divertidos.

- ¿Lo habías oído? ¿Por qué no me has dicho nada? – susurró Kristen.

- No, la primera vez no – reí bajito.

- ¿qué vergüenza, joder!

- Eso te pasa por reírte de mis abdominales pintados – le dije al oído.

- ¡Vengativo! – rió dándome un codazo.

Me puse la camisa para no salir sin ella a la plaza y Kristen comenzó a atármela sin poder parar de reír y así casi a carcajadas salimos del edificio.

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Ese fue el último día de las grabaciones y para despedirnos nos sacamos una foto con todo el equipo de filmación.

Al llegar al hotel tenía llamada de Nick. Era acerca de la película que estaba esperando. Ya tenían a la protagonista: Emilie de Ravin, protagonista de la serie “Perdidos” y se adelantaba el rodaje. Me iba a pasar todo el verano en N. Y. y eso hizo que por una parte me alegrara por fin tenía trabajo a parte de Crepúsculo, había sido algo que me había dado miedo desde el año anterior. Era emocionante aunque solo fuese una pequeña película y de Summit. Ya había contado con quedarme en L.A. mientras Kristen rodaba “The Runaways”, un biopic, pero estaba claro que no iba a ser posible. Me encantaba la idea de irme a N.Y. pero odiaba tener que estar sin Kristen, esa era la paradoja. Ella llegó un poco después que yo y me oyó despedirme de Nick. Colgué y me quedé quieto con el móvil en la mano, sin decir nada. Suspiré y Kristen se acercó a mí. 

 

- ¿Qué pasa? ¿malas noticias? – dijo mirándome preocupada.

- No, en realidad son buenas. Nick dice que tiene a la protagonista de la película de Summit, la de N.Y.

- ¿Ah, sí? – dijo sin demostrar emoción alguna.

Eso quería decir que estaba intentando controlar su estado de ánimo para no agobiarse. La conocía bien a esas alturas.

- Sí, otro trabajo al fin – dije en voz baja.

- Eso es bueno – asintió con la cabeza -. ¿cuándo te vas?

- El lunes, después de los MTV.

- ¿Tan pronto? Solo faltan cuatro días – dijo con cierto tono de angustia en su voz para cambiarla por otra más tranquila enseguida -. Es genial, Rob.

- ¿Cuándo comienzas con la tuya?

- La semana siguiente – me miró a los ojos y desvié rápidamente la mirada de los suyos -. ¿estás bien?

- Bueno, sí es solo que… que me ha pillado de sorpresa.

Kristen se acercó a mi me acarició el pecho y la abracé con fuerza.

- No importa, estaremos bien, ya verás.

- Lo sé – dije besando su frente.

- Esta vida es así pero todo es acostumbrase. Para cuando quieras darte cuenta ya estaremos juntos de nuevo – sonrió.

Ella estaba intentando animarme a mí y eso no podía consentirlo. Sabía que la iba a echar muchísimo de menos pero no pude o no quise decírselo. No quise que sufriera.

 

En vez de eso apuramos nuestras últimas horas en Italia haciendo lo que mejor se nos da, amándonos. Escondidos en una habitación de hotel, como siempre. Su deseo de mí, mi necesidad de ella es lo que más nos excita. Su entrega y su disfrute es lo único que quiero.

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El 29 de mayo regresamos a L. A. para preparar los premios MTV Ese año estábamos nominados a un montón de categorías y sabíamos que habría premios, que éramos la máxima atracción del evento y que una de sus categorías era la del mejor beso, un clásico de la cadena.

La tradición de los MTV decía que quienes ganaban tenían que repetir su beso en el escenario y yo estaba dispuesto a hacerlo, a besar a Kristen delante de millones de espectadores, en directo pero… ella no. Se negaba en redondo. Y si algo es Kristen es cabezota.

 

- ¿Por qué no? Será divertido – le dije sonriendo.

- Para ti todo es divertido. Ya nos han pillado juntos en el aeropuerto. Es suficiente.

- No te enfades, preciosa – dije agarrándola por la cintura y besando suavemente su hombro.

- No me enfado, Rob, me desespero – dijo con tristeza -. Si te asomas a la ventana les verás ahí abajo haciendo guardia en la puerta de tu hotel.

Era cierto, cada pocas horas unos cuantos paparazzis se parapetaban a las puertas del Four Seasons de L.A. para ver si asomaba la cabeza y podían vivir de mí unos pocos día más. La foto más cotizada, por supuesto, era alguna de nosotros dos juntos. Porque lo nuestro aunque sin confirmar casi era de dominio público entre el mundillo del periodismo amarillo de Hollywood e iban a la caza y captura, sin compasión, ni decencia, ni sonrojo alguno. Una foto de Kristen y mía juntos se pagaba muy, muy bien. Y ninguno de nosotros dos estábamos dispuestos a pagarles el sueldo. Kristen sobre todo era inflexible en eso.

- No obtendrán nada – decía enfadada -. No comerciarán con nosotros, con lo nuestro. Para mi es innegociable, sagrado. Tú eres sagrado. Solo tú puedes entenderlo – dijo mirándome fijamente a los ojos -. Y si solo podemos estar juntos en hoteles pues será así hasta que se harten o encuentren a otros a quien acosar.

La besé con pasión y ternura. Mi niña era tan obstinada… Estaba totalmente de acuerdo con ella. Nuestra vida, nuestro amor no era moneda de cambio, un negocio o escaparate. Tendrían fotos de promoción, estrenos pero no pasearíamos nuestra vida por platos o revistas. No tendrían nada de mi amor por Kristen, nunca, jamás. Porque ella tenía razón, eso sería como venderme o venderla a ella, degradar o ensuciar lo más hermoso de nuestras vidas. Si lo hacíamos tan solo una vez iniciaríamos algo que lo pudriría todo. La mantendría a salvo, cuidaríamos el uno del otro.

Nada más llegar a L. A. comenzaron dos días de locos, sobre todo para Kristen. Pruebas de vestuario, peluquería, maquillaje. Todo el día de aquí para allá. Además ella tenía una sesión de fotos el día después de mi partida y tenía que estar con su estilista. Nos quedaban juntos muy pocas horas y se estaban pasando muy rápido, demasiado.

Mientras la esperaba dejé preparado mi equipaje y decidí echarme un rato hasta que Kristen volviese. Iba a ser una tarde de sábado muy larga.